Rescate a la banca

En la intervención del presidente del Gobierno de ayer sobre el rescate a la banca española, Rajoy dejó un claro mensaje:  había sido España quien había presionado a sus socios europeos para conseguir lo que denominó una línea de crédito de hasta 100 mil millones de euros.  Desde Moncloa se intenta presentar lo sucedido como una iniciativa lograda por el Gobierno y que no se trata de un rescate, sino de una línea de crédito. Lo segundo no pasa de ser una cuestión semántica. Se trata de la concesiön de un crédito por parte de Europa para rescatar a los bancos españoles que lo soliciten. Dicho rescate a la banca se hace con el aval de España. Es decir, será España quien tenga que garantizar la devolución de lo prestado. Y, pese a que desde el Gobierno se insiste en que no habrá contrapartidas, habrá que ver la letra pequeña de lo que nos va a costar a los ciudadanos el rescate de los bancos: subida de IVA,  acelerar la implantación del retraso de la edad de jubilaciön, etc. Y lo primero, es hacer de la necesidad virtud. Evidentemente es un fracaso haber llegado a esto a los cinco meses de Gobierno. Un fracaso que comparten este ejecutivo y el anterior.  Un fracaso para los orgullosos españoles, según la terminología usada por alguna fuente de Bruselas, incapaces de haber arreglado la crisis financiera, pese a dos reformas dirigidas por De Guindos y otros intentos del anterior Gobierno. Dicho todo esto, el rescate a los bancos puede ser una buena solución, sobre todo si se consigue que el crédito vuelva a fluir en los próximos meses y empieza a engrasar la recuperación económica, consiguiéndose el verdadero objetivo: recuperar puestos de trabajo. Y ahora, una vez superado lo peor, ya no hay excusas: es el momento de crear una comisión de investigación parlamentaria con luz y taquígrafos que depure las responsabilidades de todos aquellos que nos han llevado al rescate. Independientemente de que algunos pagen también penalmente por sus actuaciones.