viernes, 22 de junio de 2012

Un mes poco lúcido

Decía hace unos días el fiscal Carlos Castresana, uno de los juristas españoles de más prestigio fuera de nuestras fronteras, en un artículo publicado por El País que Carlos Dívar se había hecho merecedor de la presidencia del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial por su capacidad para ser sumiso ante el poder. Por eso, apuntaba Castresana, le había elegido Rodríguez Zapatero con el apoyo del entonces líder de la oposición Mariano Rajoy. Yo no se si Carlos Dívar tenía la capacidad intelectual necesaria para ser la cuarta personalidad del Estado, pero en el último mes ha demostrado poca lucidez. Hace más de un mes, salía a la luz pública la denuncia pública de un vocal del Consejo contra Dívar. Independientemente de la legalidad o no de los gastos del hasta ahora presidente del Supremo hay una dimensión moral evidente en el caso. No es de recibo pasar gastos particulares al erario público, máxime en la situación crítica que vive nuestro país. Y es imperdonable calificar dichos gastos de "miserias" como hizo Dívar. Todos conocemos muchas familias que comen más de un mes con esas miserias. En cualquier caso,  es poco inteligente no darse cuenta en el minuto cero que tenía que dimitir y prolongar más de un mes la agonía. Con una renuncia inmediata él se hubiera ahorrado parte del descrédito y nosotros conocer detalles de su vida personal que no nos interesan.

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