La crisis bancaria sufrida en este país deberíamos cerrarla no solo con el saneamiento de diversas entidades financieras pagado entre todos los españoles, sino con las exigencias políticas y penales que se deriven de la pésima actuación de muchos. El último ejemplo está publicado hoy y nos cuenta que seis meses antes del colapso de Bankia, el Banco de España consideró en un informe reservado que a dicho grupo bancario le sobravaba solvencia.
El informe, elaborado en diciembre de 2011, es decir, cuando dirigía Miguel Ángel Fernández Ordóñez el Banco de España, situaba a Bankia en mejor situación que el Santander y el BBVA. Cuesta encontrar un ejemplo mayor de ineptitud.
Tras los ingentes sacrificios hechos por la sociedad española para sanear a los bancos es hora de exigir responsabilidades. Por eso deben acelerarse los procedimientos judiciales abiertos y debe reactivarse la moribunda comisión parlamentaria que aclare el papel desempeñado por cada uno de los actores de este drama, que sino fuera por la gravedad de lo ocurrido, a veces nos parecería un sainete. Es lo mínimo que se puede exigir.
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