jueves, 12 de septiembre de 2019

Un viejo contencioso

Hoy les invito a reflexionar sobre un viejo contencioso, que en los últimos meses no suscita la atención de las sociedades occidentales. Un cierto hartazgo parece haberse apoderado respecto a uno de los conflictos más envenenados de todos los existentes: Palestina. Lamentablemente deberá ser necesario un nuevo baño de destrucción para que nuestras conciencias despierten ante el horror que nos muestren las cámaras de televisión, poniéndonos delante de nuestros ojos el contencioso árabe-judío.

La última noticia, que ha pasado prácticamente inadvertida, hace referencia a la promesa electoral de Bibi Netanyahu, quien blande el nacionalismo judío para lograr la mayoría que le permita mantenerse como primer ministro israelí. La promesa es anexionarse el valle del Jordán, sí, aquel en el que en la Antigüedad se bautizó a Jesús y que hoy está poblado mayoritaria y abrumadoramente por árabes. Netanyahu pide el respaldo a ese planteamiento que perjudicará a los árabes, mediante el voto en las próximas elecciones generales de los ciudadanos de Israel, al modo plebiscitario. Pocos dudan, pues, que tendrá eco su demanda, dañina para los árabes y popular entre los judíos,  el grueso del cuerpo electoral en Israel.

El valle del Jordán es actualmente una zona encuadrada en el territorio autónomo palestino, en virtud de los acuerdos de paz de Camp David. Pero a diferencia de Judea, está administrada por Israel que aduce motivos de seguridad, al ser la línea fronteriza con Jordania. Con su anexión al Estado de Israel, este ganaría defensivamente frente al mundo islámico, además de encerrar al resto de la autonomía palestina de Cisjordania entre territorio israelí. Si alguna vez existe, quedaría así encajonado el futuro Estado palestino. 


Pero ni aún así, las aspiraciones sionistas quedarían satisfechas. No, porque a lo que realmente anhelan es anexionarse Judea, la mítica tierra prometida por Yavhé hace tres mil años.  Más de dos millones de árabes, que viven en Cisjordania, se lo impiden. Por el momento.

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