Berlusconi promete que devolverá a los italianos el dinero pagado por el impuesto a la vivienda habitual, tasa creada por Mario Monti. Además, insinúa que de volver al Gobierno decretará una amnistía fiscal. Monti responde poniendo el dedo en la llaga: se trata de un intento de corromper a los italianos, comprándoles el voto.
Efectivamente así lo es. Las elecciones y los referenda se pueden instumentalizar. Es más, uno de los problemas más graves para la democracia es el populismo del que promete a la gente pagar menos o ser más felices a base de quimeras.
Ante esto, solo cabe más democracia y mayor conocimiento de los electores; es decir, mayor educación para todos. Sin embargo, no parece que caminemos en esa dirección, así que no nos extrañe que nuestra democracia se vea progresivamente socavada.
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