miércoles, 7 de enero de 2015

Eutanasia o pena de muerte




Los periódicos llevan informando desde hace días del caso de un preso belga, condenado por violacion y homicidio, que se quería acoger a la legislación sobre eutanasia, aduciendo dolores psíquicos insoportables. Lo más llamativo del caso es, que tras la negativa a acceder a su petición, se repitan titulares del tipo: "Bélgica anula la eutanasia de un violador preso".

El Estado belga había accedido en principio a ello, alegando que las prisiones de su país carecen de la infraestructura necesaria para ofrecer al preso en cuestión un tratamiento psiquiátrico adecuado, alternativo al de su muerte. Pero sobre el caso pende la duda de si existe la posibilidad de reinsertar a gente como a Frank Van Den Bleeken, que así se llama el preso.

Y ahí reside el verdadero problema, en que países desarrollados y con medios económicos suficientes parecen haber tirado la toalla en el intento de recuperar a ciudadanos que han mostrado conductas gravemente peligrosas para sus semejantes. Porque la "eutanasia" que inicialmente le iban a aplicar se parece demasiado a un pena de muerte, máxime si tenemos en cuenta que sus graves problemas psíquicos puede que impidan al reo decididir con plena capacidad mental. Por eso se echa de menos que los periódicos sean incapaces de mostrar toda la variedad conceptual de lo que se dirime y no titulen: "Bélgica anula la muerte de un violador preso".

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