Los resultados en Grecia han confirmado las previsiones. Syriza, la formación de izquierdas, ha logrado una sustancial victoria que le ha dejado cerca de la mayoría absoluta. Una vez forme gobierno, algo que no debería ser complicado a tenor de su claro triunfo, se enfrentará realmente a lo más arduo: a renegociar con Europa el pago de la deuda helénica.
Sin duda que el mero hecho de la victoria de una formación claramente contraria a los criterios de austeridad impuestos con mano de hierro por Angela Merkel en Europa en el largo último lustro, supondrá un replanteamiento a nivel europeo de dichas políticas. De hecho, el efecto contagio, especialmente en España, será necesariamente valorado.
Pero todo eso no significa un automático repliegue de los postulados de Merkel. Es más, previsiblemente la canciller iniciará las duras negociaciones negando la trascendencia de lo sucedido ayer en Grecia y volviendo a señalar a Atenas la puerta de salida. A fin de cuentas, ahora es cuando se dirimirá quién sufre una quita en sus previsiones económicas: Grecia o el resto de Europa.
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