lunes, 21 de diciembre de 2015

¿Y ahora qué?

Esa es sin duda la pregunta que muchos nos hacemos tras las elecciones de ayer que dejaron un Parlamento muy atomizado. Y no es sencilla la respuesta.

En todo caso conviene resaltar algo que desgraciadamente no se valora: la alta participación. Un 73,20% del censo. Es decir, prácticamente tres de cada cuatro electores acudieron a las urnas. Se trata de una cifra similar a la media de las elecciones generales en nuestro país, situada en el 73,46%.

El dato es relevante, sobre todo para negar afirmaciones que ponen en duda la calidad democrática de nuestro sistema político y que se concretaban en desafortunadas frases del tipo: "No nos representan".

Las Cortes anteriores, elegidas por tres cuartas partes del electorado, gozaron de toda la legitimidad democrática y funcionaron basadas en el bipartidismo. El Parlamento que se constituirá ahora habrá sido votado igualmente por tres cuartas partes del electorado, pero en él cuatro partidos y no dos llevarán la voz cantante.

Y eso es lo que hemos decidido: pasar de una nítida separación entre gobierno y oposición, a una fórmula en la que los pactos, las transacciones y los apoyos han de ser fluctuantes. Y los partidos se van a ver obligados a ajustarse a las nuevas circunstancias. Porque tres cuartas partes del electorado así lo ha querido, el mismo porcentaje que viene haciéndolo desde que somos una Democracia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario