lunes, 30 de mayo de 2016

Verdún

François Hollande y Angela Merkel alertaron ayer del resurgir del nacionalismo en Europa en el lugar donde hace cien años 300.000 seres humanos perdieron la vida a causa precisamente de esa sinrazón. Verdún fue el lugar donde se estabilizó el frente en la Primera Guerra Mundial y máximo exponente de lo que se denominó guerra de trincheras, en las que malvivieron los soldados que tuvieron la suerte de sobrevivir a aquel infierno.

Todo había empezado dos años antes en Sarajevo, cuando un joven nacionalista serbio asesinó al príncipe heredero de un imperio que conceptualizaba como jaula de naciones. Cuatro años después, la guerra había segado la vida a más de diez millones de personas, muchas de ellas civiles.

Una generación después, poniendo en evidencia la dificultad de aprender, el mundo se abatió de nuevo en una carnicería aún mayor. Más de sesenta millones de muertos fue la consecuencia del resurgir del nacionalismo en el período de entreguerras.

Ayer, los líderes de Francia y Alemania alertaron: "Las fuerzas de la división de Europa están aquí de nuevo". Y no se equivocan. Siempre acechantes, juegan con la ventaja de la desmemoria humana. Y con la hipermetropía de ver lo más lejano: Frente Nacional en Francia o Pegida en Alemania, antes que lo más cercano, que abunda.

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