viernes, 28 de octubre de 2016

La viga y la paja

La manifestación prevista para el sábado ante el Congreso supone una descalificación de la democracia existente. Implica negar la representatividad de los elegidos en los comicios. Y ahí radica la gravedad de la iniciativa, ya que no se trata de una mera acción para presionar desde determinadas posiciones políticas, algo lícito desde el punto de vista de la libertad de expresión, garantizada en la Constitución. No. Descubre una intención por parte de sus organizadores de deslegitimar unos resultados democráticos, con el objetivo de burlarlos e imponer unos postulados minoritarios.

Sus organizadores son miembros de Izquierda Castellana, un grupo exiguo que practica una de las mayores perversiones de la contemporaneidad: pretender ensamblar la izquierda con el nacionalismo, algunas de cuyas infames puestas en práctica ha padecido ya este país. Sus militantes predican desde su ignorancia que no existe democracia en España.

No estaría de más que los ciudadanos que se plantean acudir a dicha manifestación fueran conscientes de ello. También quienes votan a Izquierda Unida, que apoya la concentración, y a Podemos, que simpatiza con ella. Al menos, descubrirían que en cuanto a manipulación es más la viga que la paja, la que ciega sus ojos.

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