viernes, 5 de octubre de 2018

Autocracia

A estas alturas, creo que no quedan dudas que impidan aseverar que en Cataluña no hay democracia. Un Parlamento cerrado, por voluntad y en defensa de los intereses de una persona, que desde Waterloo impone todas sus pretensiones, solo puede contemplarse como un evidente ejemplo de autocracia, en su plena definición terminológica: forma de gobierno en la que la voluntad de una sola persona es la suprema ley.

Y todo ello basado en un golpe de Estado parlamentario, implementado en dos jornadas de septiembre del año pasado. Un magnífico patrón, que debería ser objeto de estudio e instrucción pública, de como acabar con la democracia en nombre de la democracia.


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