martes, 2 de octubre de 2018

La sonrisa petrificada

La sensación en los medios de comunicación, expresada en las tertulias matinales, era que la violencia había irrumpido en el proceso soberanista catalán, tras los incidentes vividos anoche en el intento de asalto del Parlament y a la comisaría de Policía Nacional de Via Laetana. En muchos comentaristas se adivinaba un punto de inflexión, augurando consecuencias negativas para el independentismo. Así, parece confirmarlo la prensa extranjera, que si hace un año reflejó en las primeras páginas la violencia estatal, achacable a la incompetencia de un ministro del Interior, cuyo principal mérito era ser amigo del presidente del gobierno de entonces, ahora ha publicado la perpetrada por los más radicales separatistas.

Mala imagen para el proces, que es algo que las elites que lo han ejecutado han evitado cuidadosamente cometer, conscientes de que la violencia, como pasó con el independentismo vasco, aunque empieza siendo un instrumento valioso, termina por desacreditar a cualquier ideología.  Por ello, esos dirigentes publicitaron desde el primer momento que lo suyo era la revolución de la sonrisa. Y así se presentaron al mundo , al enemigo que han conformado -los españoles- aplicando el victimismo y sobre todo a ellos mismos, en un ejercicio de autoconvencimiento

Sin embargo, hubo también a muchos que no nos persuadió ese relato desde el principio, probablemente porque las ideologías no nos tienen tan anestesiados. Y así vimos y comprobamos que la violencia estaba en la esencia del proces, cuando el mismo 1 de octubre del año pasado, observamos también que hubo guardias civiles huyendo de los pueblos a tiros de piedra o agentes atacados con sillas, o a lo largo de este año muñecos colgados en los puentes, o en los últimos días, policías agredidos por manifestantes que les niegan la condición de seres humanos. O por el mero hecho de si en el balcón de al lado de casa, aparece izada una bandera, sea cual sea, ya me están señalando por mi escaso patriotismo, ya me están apuntando como elemento desafecto a la causa. 



La sonrisa estaba ahí, pero ya petrificada. Ahora para muchas más.

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