martes, 2 de junio de 2020

Banderas

El Tribunal Supremo, la más alta instancia judicial de España, ha dictaminado que las banderas no oficiales no pueden ser izadas en edificios de instituciones públicas. Tal jurisprudencia, elaborada por la Sala de lo Contencioso-Administrativo de dicho tribunal, no debería extrañar en un Estado de Derecho, como lo es nuestro país, pero me temo que esta decisión traerá consecuencias perturbadoras, en la medida en que en nuestra sociedad  las emociones y los sentimientos logran una desmedida carta de naturaleza.

Piensen ustedes en lo que significa la decisión del Supremo. Por ejemplo, que no podrá ondear en los balcones consistoriales la estelada. Tampoco la bandera arcoiris que ha hecho suya el movimiento gay. Ni cualquier otra seña de identidad que no alcance el rango de oficial, pero que adopte cualquier colectivo del romántico ser humano del siglo XXI.

En fin, un torrente de problemas se avecinan. Será vano evitarlo, pero piensen, aunque solo sea 
un segundo, en lo maravilloso que sería un mundo sin banderas.

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