La colonización de los políticos

Cualificados miembros de Unión del Pueblo Navarro cobraban hasta 2.680 euros brutos por acudir a reuniones de la Caja de Ahorros de Navarra de apenas una hora de duración y en la que ni intervenían. Esto que ya es de por si grave, se convierte en intolerable si lo extendemos a todo el sector de la antiguas Cajas de Ahorros, salvo honrosas excepciones como las vascas, Caixa Bank  e Ibercaja.  El origen de este tremendo desaguisado que ha aportado su grano de arena en el hundimiento del sector fue la ley de 1985 de regulación de los órganos rectores de las Cajas, mediante el cual se facilitó la entrada en la dirección de las cajas de los polítcos, a través de las cuotas de los partidos. Ese es el cáncer que padece nuestra democracia: la colonización de muchos organismos y entidades por los partidos políticos. En vez de los mejores, los cargos los ocupan los más fieles de las formaciones políticas.  Afortundamente el cáncer es hoy en día curable en muchas ocasiones. Tan solo tenemos que conseguir unos partidos políticos abiertos a la sociedad, donde la obediencia no sea un mérito para ascender, y reservar muchos cargos públicos a los mejores profesionales, mediante concursos técnicos intachables. Ni más, ni menos.