miércoles, 17 de julio de 2013

Identidades múltiples

Ha muerto en Clichy, en Francia, Ilan Halevi, uno de los prototipos del nacionalismo voluntario. Halevi era judío sefardita, de origen yemení, nacido en Francia. En su juventud vivió en Nueva York, en concreto en el Harlem negro. Su pasión por el jazz le abrió la puerta de la colectividad afroamericana.  África se convirtió así en su nueva obsesión, luchando en Ángola en la guerrilla de liberación nacional frente a Portugal.  En Mali y Argelia se adoctrinó del pensamiento revolucionario tercermundista. Más tatde abrazó la causa palestina, en la que llegaría a ser responsable de la política exterior de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). De esta modo, el judío se hizo palestino. Por medio de la voluntad, como su predecesor más conocido: Frantz Fanon, el caribeño que se hizo argelino. Ambos, además, hicieron de la lucha armada el eje de su vida, como tantos de una generación sumamente politizada, que sembró el terror en la sociedad que le tocó viivir. Hoy en día, afortunadamente la violencia nacionalista está más desprestigiada, una vez que la sociedad ha conseguido difuminar esa aureola épica que se autorrogö. En cambio, lo que permenece y aumenta con la globalización son las identidades múltiples, como la de Halevi. Bienvenidas sean porque todo lo que nos aleje de los esencialismos étnicos será un avance para la Humanidad. Si además, somos capaces de mantener en cuarentena a la violencia, estaremos tocando el Paraíso.

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