lunes, 19 de octubre de 2015

Chapuzas

Los que hemos nacido en este país y ya lucimos canas tenemos arraigado en lo más íntimo de nuestro convencimiento que formamos parte de una sociedad acostumbrada a las chapuzas. Nuestros gobiernos frecuentemente recurren a ella, en vez de plantear soluciones definitivas a los graves problemas que nos acucian.

Tal vez por ello siempre pensamos que también en este aspecto Europa era la solución. Y aunque sea bueno seguir pensarlo, no podemos dejar de observar que también en el seno de la Unión Europea se recurre en muchas ocasiones a las chapuzas.

La última muestra nos lo ha dado la grave crisis migratoria que vivimos con la oleada de refugiados procedentes de Oriente Próximo. Durante muchos años los principales dirigentes europeos, incluida Angela Merkel, han despreciado a Turquía, ralentizando las negociaciones de adhesión de ese país euro-asiático. Sólo ahora, cuando han comprendido que geoestratégicamente el país del Bósforo es vital para Europa, han procedido a ofrecer a Ankara avances en las negociaciones, además de soltar 3.000 millones de euros para que Turquía se haga cargo en su propio territorio de los que huyen de las guerras.

Eso: unos chapuzas.

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