martes, 13 de octubre de 2015

Fiestas nacionales



Ada Colau y José María González, más conocido como Kichi, han mostrado su rechazo a la celebración de la proclamada Fiesta Nacional de España, que se celebra en el antiguo día de la Hispanidad, conmemoración que todavía se festeja oficialmente cada 12 de octubre en muchos estados americanos.

Para la alcaldesa de Barcelona y el regidor de Cádiz, ambos elegidos en candidaturas coaligadas con Podemos, no hay nada que celebrar ese día, ya que el llamado descubrimiento de América ocasionó matanzas y masacres, incluso genocidio.

Es cierto que en aquel encuentro de dos mundos, uno de ellos enormemente retrasado, con muchos de sus habitantes aún en el estadio de cazadores-recolectores, y el otro enormemente fanatizado por una religión, cuyos integrantes consideraban obligatorio imponer, hubo violencia. Mucha, sin duda. Pero, también hubo otras cosas, entre ellas una maravillosa cultura mixta, de la que se sienten orgullosos muchos iberoamericanos, que reclaman un origen dual y se niegan a sufrir una amputación de sus sentimientos.

En Francia, tambien se celebra la Revolución Francesa como Fiesta Nacional. Cada 14 de julio se recuerda la toma de la Bastilla, simbolizando aquella fecha la liberación de los antiguos súbditos, convertidos ya en ciudadanos. Pero aquella extraordinaria Revolución  que alumbró el mundo contemporáneo, también masacró y cometió matanzas. Tan solo hay que recordar que la palabra terrorismo viene del Terror, período en el que se dasató desde las instituciones revolucionarias una represión hasta entonces desconocida. Por no hablar de los centenares de miles de conservadores chuanes, abatidos por el ejército revolucionario en varias campañas que asolaron los departamentos franceses atlánticos.

En Rusia, todavía se celebra, es verdad que con menos entusiasmo que en la época soviética, cada 7 de noviembre, el aniversario de la Revolución de Octubre, aquella que proclamó la igualdad de todos los ciudadanos. Pero, ya lo siento por Colau y Kichi, también la que condenó a media Europa a vivir bajo la opresión de regímenes dictatoriales, sin contar con las purgas de Stalin, cuyas víctimas se cuentan por millones.

En suma, será difícil encontrar algo en lo que haya participado el ser humano que no presente alguna arista polémica. Lo demás es seguir creyendo, señores Kichi y Colau, en los cuentos de la infancia, en un mundo maravillosamente dividido entre buenos y malos. Desgraciadamente, todo está siempre mezclado. Es condición humana.

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