jueves, 22 de octubre de 2015

Portugal

La posibilidad de que en Portugal se forme finalmente un gobierno de izquierdas ha llevado a muchos a rasgarse las vestiduras. Sin embargo, no encuentro los motivos para ello. En las democracia parlamentarias gobiernan aquellos que tienen el apoyo de la mayoría de la Cámara. La argumentación reciente, debida a las vicisitudes propias de la política española, de reclamar el gobierno para la formación más votada no siempre cumple el requisito necesario, que no es otro que contar con la mitad más uno de los escaños del Parlamento.

El partido socialista portugués ha logrado el apoyo del Partido Comunista y del Bloco de Esquerda, lo que les da la mayoría suficiente, que no alcanzaba la formación que ganó las elecciones, el derechista PSD, ni con la suma de sus aliados naturales: el CDS y el PP. Si los electores portugueses consideran que se ha traicionado el resultado, tienen la oportunidad de expresarlo en los próximos comicios y otorgar el poder a una nueva mayoría. Así de sencillo.

La alianza de izquierdas ofrece además una grata noticia. El Partido Comunista, el menos evolucionado de todos los existentes en Europa, ha aceptado por primera vez desde la Revolución de los Claveles dar sus votos a los socialistas, lo que muestra que empiezan a transitar por la senda del posibilismo. Bienvenidos sean.

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