Ya se lo anuncié. El gran funambulista llevaría a cabo el mayor salto de su exitosa y dilatada carrera, llenándonos a todos la boca de admiración. Sería un número espectacular en el que la cabeza giraría más de 360 grados, dándole infinitas vueltas y pareciendo incluso que se le separaba del cuerpo, mientras brazos y piernas moverían cada uno por su lado palos y cordeles, a la par que efectuaría un doble salto mortal y caería sobre el alambre, manteniendo prodigiosamente el equilibrio.
Sí. Extraordinario.
Ha conseguido poner de rodillas a los anticapitalistas de la CUP, anulándolos no solo durante los próximos dieciocho meses, sino probablemente para siempre, fracturándolos irreversiblemente y tirándolos, él sí, a la papelera de la historia.
Ha corregido así a los tontos de los catalanes que no votaron con la intensidad requerida para preservar sus sacrosantos intereses, motivo por el que inició su renombrada carrera de funambulista.
Ha colocado, mediante el "dedazo", a un fiel al frente de la Generalitat, mientras él continúa blindado como parlamentario y prepara su retorno al frente de un refundado Movimiento que por fin arribe a su adorada Itaca, definida como la consecución de sus intereses.
¡El gran funambulista!
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