jueves, 21 de enero de 2016

Rousseau en el lago Turkana



La masacre ocurrida en Nataruk, un rincón olvidado en las riveras del lago Turkana, hace diez mil años, cuando diversas tribus cazadoras-recolectoras se enfrentaron a muerte, supone la constatación más evidente de lo que equivocado que estaba Jean-Jacques Rousseau.

El filósofo de la Ilustración convenció a la Humanidad de la existencia del buen salvaje. El ser humano, de origen bueno, habría sido corrompido por la sociedad. Tan solo se trataba de volver a los inicios, a ese lago Turkana, una de las cunas del Homo Sapiens.

Ahora ya somos conscientes que es mejor no volver, aunque sigamos sin saber si existe posibilidad de mejora de nuestra malhadada especie.

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