miércoles, 16 de marzo de 2016

Centralismo democrático




Pablo Iglesias ha recurrido al estalinismo, que formuló aquel brillante eufemismo denominado centralismo democrático, para fulminar al número tres de Podemos, el responsable de organización, Sergio Pascual.

Ha sido la cabeza ofrendada ante la crisis que sacude Podemos desde las elecciones generales. Pero, Iglesias no debería engañarse, pensando  que con esa cirugía ataja el problema. Éste es mucho más profundo y afecta a varias variables.

Podemos debe decidir su actuación entre una línea posibilista y otra purista. Y sobre todo debe aclarar su modelo territorial. Ahí es donde presenta la formación emergente su talón de Aquiles.

Son difícilmente conciliables sus pactos en diversas regiones con entidades nacionalistas y la práctica marxista de un único proletariado. Stalin lo logró unificando nacionalidades mediante la introducción en todas ellas del mismo Partido Comunista. Es decir, era el partido el que cohesionaba al Estado, unificando y sacrificando la diversidad en nombre de la Revolución.

El comunicado de ayer de Podemos, en el que Iglesias advertía que no podía haber corrientes ni facciones en la formación, pretende basicamente lo mismo. Pero para su aplicación necesita imponerse a sus aliados nacionalistas. Eso era el centralismo democrático.

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