miércoles, 2 de marzo de 2016

Contra el relativismo cultural




La Corte Penal Internacional juzgará el primer caso de destrucción de bienes culturales. En concreto, lo hará por la demolición efectuada por los islamistas en Mali de nueve mausoleos y una mezquita. 

Todos ellos fueron arrasados cuando los rigoristas entraron y ocuparon la ciudad de Tomboctú, imponiendo sus extremas creencias a la población, entre ellas, aquella que en nombre del monoteismo niega que los meros seres humanos puedan ser recordados con tumbas ostentosas.

No es la primera vez que unos islamistas hacen algo parecido. Ya lo hicieron hace siglos los wahabitas, origen del reino de Arabia Saudí, con la tumba de Mahoma. Ni siquiera el profeta podía aspirar a una distinción que solo es atribuible a Dios.

Antes en Arabia o en Mali, ahora en Siria, donde la mítica Palmira sufre la destrucción a manos del Califato Islámico. 

No solo es positivo que la justicia internacional persiga a estos destructores de la cultura, sino que ninguna concepción ideológica, filosófica e incluso religiosa debe dar cabida a la comprensión de tamaña actitud. Solo cabe la condena de quienes cometen esos crímenes y del relativismo cultural que pretende entender tales barbaridades.

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