Ya han empezado los cantos de sirena en el PSOE. Su agradable melodía anima al partido a tantear de nuevo un gobierno alternativo al del PP, sin reparar en que el intento anterior se saldó con un fracaso y con cien mil votos y cinco diputados menos. Por mucho oropel con que se vendió entonces el publicitado gobierno del cambio, el electorado mostró su hartazgo y castigó en los nuevos comicios a una formación que no había aceptado los resultados democráticos.
Y ahí esta el quid de la cuestión, como Felipe González ha expresado en su carta publicada hoy. Todo lo que no sea aceptación de los resultados electorales supondrá un demérito para quien lo pretenda. Pese al buen consejo del expresidente del gobierno, me temo que hay demasiados dirigentes socialistas dispuestos a dejar seducirse de nuevo.
Ulises, fecundo en ardides, se hizo atar en un mástil para no dejarse llevar al desastre por el canto de las sirenas. Pedro Sánchez no es ni de lejos comparable al argivo que logró asaltar Troya.
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