No se que más necesita Pedro Sánchez para dejar la Secretaría General del PSOE. La encuesta que hoy publica El País, supongo que intencionadamente, deja a los pies de los caballos al líder socialista. Siete de cada diez votantes socialistas consideran que el PSOE debe facilitar que haya un gobierno, aunque sea del PP e incluso aunque sea dirigido por Mariano Rajoy.
Ya no hay dudas: los cien mil votos y cinco escaños perdidos por los socialistas entre la primeras y segundas elecciones habidas en los últimos seis meses, son de ciudadanos que consideraron no democrático que Sánchez se empeñara en intentar formar un gobierno alternativo, pese a haber conducido al PSOE a los peores resultados de los últimos cuarenta años, ahora superados incluso en estos últimos comicios. Pese a que el dirigente socialista presentara aquella estrategia bajo los oropeles del gobierno del cambio, muchos ciudadanos entendieron que el PP estaba en mejores condiciones democráticas para gobernar.
Entonces, ya lo he reiterado, pudo incluso imponer un cambio de liderazgo en el gobierno del PP y algunos de los puntos programáticos socialistas, como la reforma constitucional, la derogación de la ley educativa de José Ignacio Wert y una sustancial variación de la reforma laboral. No lo hizo. Ahora, Sánchez ya no puede impedir que Rajoy siga al frente del gobierno, pero aún puede intentar cobrarse algunas ventajas en la senda de lo mencionado a cambio de ceder un puñado de escaños el día de la investidura. Y marcharse. Más que nada por su torpeza.
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