martes, 12 de julio de 2016

The West Wing

No hay nada como tatarear The West Wing mientras has sembrado el caos por el mundo. Así, mientras vuelves a casa, terminando con un sonoro right!, antes de oírse cerrar la puerta del número diez de Downing Street.

El brexit, tu última magnífica idea, ha vuelto a desestabilizar las finanzas europeas, convalecientes aún de otros desastres. dejando en evidencia el agujero de la banca italiana. 360.000 millones de euros en créditos dudosos acaparan las instituciones financieras del país transalpino, más de un quinto de su PIB. Millones de ahorradores italianos, muchos de ellos pensionistas, harán ahora frente a una quita de lo ganado durante toda su vida. Y eso sin contar el efecto contagio que pueda tener en el resto de países de la Unión Europea, entre ellos los más castigados por años de duras políticas económicas como el nuestro.

Tatarear la maravillosa melodía de El Ala Oeste de la Casa Blanca, mientras los focos aún te apuntan y te graban decenas de cámaras de televisión, debe confirmarte lo poderoso que eres. Tus decisiones, como la que tomaste para acabar con esos obstinados que en tu propio partido osaban desafiar tu liderazgo, se sienten por todo el mundo.

Hasta en México, el país más expuesto de iberoamérica al brexit por la volatilidad y problemas de financiación que arrastra ese gigante americano con demasiados pies de barro. Ahora, miles y miles de sus ciudadanos, que en los últimos años habían logrado salir de la pobreza  y mandar por primera vez a sus hijos a las escuelas, algo que no habían podido hacer nunca las generaciones anteriores, pueden verse obligados a desandar y regresar al punto de origen: la miseria.

Tu, no. Tu, que acabas de confirmar el nombre de tu sucesora, das media vuelta y te vas a casa tatareando la melodía de la serie que más te gusta y de la que aprendiste poco. O nada, porque para dirigir una gran potencia hay que ser un estadista, no un aprendiz de brujo capaz de abrir la caja de Pandora.

Y no solo por este mundo globalizado, sino también en tu propio país, abocado a unas graves tensiones territoriales por tu decisión de convocar un referéndum que solo te interesaba a ti. Ahora, tu demagogia será respondida con otras en las que llenándose igualmente la boca con el derecho a decidir concatenarán populismos cada vez más graves.

Pero, tu tranquilo. Cierra la puerta y exclama ¡bien!, después de tatarear The West Wing.


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