miércoles, 22 de noviembre de 2017

Otro retroceso

La entrevista de Putin con Bachar el Asad certifica que Rusia ha vuelto a Oriente Próximo, como líder regional y que Siria es su protectorado. El presidente del país árabe acudió a Sochi a rendir pleitesía al sátrapa ruso y a certificar que ha vencido en la guerra civil que durante siete años ha destruido aquel país, matando a más de 300.000 personas y expulsando a centenares de miles más como refugiados por el mundo, en una trágica hégira que anegó las costas europeas.

La revolución democrática de  2011 contra la dictadura de los Asad fue una quimera, rápidamente utilizada por el islamismo, que a través del proclamado Califato instauró un régimen de terror aún peor. Bachar con el apoyp ruso ha terminado por convertirse en la menos mala opción.

¿Y Occidente? Cada vez cuenta menos, máxime después de que Estados Unidos jugara al aprendiz de brujo y excitase el avispero iraquí, iniciando la terrible guerra civil que vive Oriente Próximo, entre sunitas y chiíes, desde la frontera turca hasta el Yemen, y de la que la sufrida en Siria es solo una parte.

Y Occidente no solo cuenta poco, sino que cada vez entiende menos que pasa allí, solo preocupado por si mismo, mirándose a su ombligo, cuarteado de populismos que son incapaces de mirar más allá de donde les llega la vista.

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