La noticia ha pasado casi desapercibida, en una muestra más de que nuestros medios de comunicación se distraen con asuntos menos relevantes, impidiéndoles valorar los trascendentes: Estados Unidos y los talibanes llegan a un acuerdo. 18 años después de los terribles atentados del 11-S, que causaron la muerte de más de tres mil personas, y de la consiguiente guerra en Afganistán, con más de 150.000 muertos, Washington pasa página, aceptando que aquella guerra vengativa fue un desatino, responsabilidad de aquel presidente llamado George Bush hijo.
Aquel error no sería grave si no tuviéramos en cuenta a todos los que se quedaron en el camino. Pero, eso no mueve a reflexión, ni siquiera a la atención.
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