jueves, 3 de enero de 2013

La realidad independentista

El partido de anoche entre la selección catalana y la de Nigeria deja varias cosas relevantes, independientemente del pobre resultado: 1-1 y de la ceja partida a Puyol. Primero, el abucheo a Johan Cruiff por dirigirse a los presentes en castellano. Aparte de la falta de respeto que ese hecho conlleva, no está de más recordar que Cruiff, como jugador y entrenador del Barsa, revolucionó ese equipo de fútbol sentando las bases del glorioso conjunto que es en la actualidad. El Barsa de hoy no se entiende sin el pasado de Cruiff. Segundo, la escasa asistencia al estadio de Cornellá-El Prat, cifrada generosamente en unos 27.000 asistentes, cuando en anteriores convocatorias de la selección catalana se llenaba una gran parte del Camp Nou, cuyo aforo es de 99.000 espectadores.

Artur Mas, que estuvo presente anoche y que recibió algun pitido de los más nacionalistas, debería recapacitar. Por ello no está de más repasar los datos electorales de los pasados comicios, máxime cuando cada candidato ha hecho la lectura que ha querido de los mismos.

CiU sacó el 30,68% de los votos emitidos. El PSC, segunda fuerza en votos, que no en escaños, el 14,44%. ERC, el 13,69. El PP, el 13%. Los ecosocialistas de ICV, el 9,9%. Ciutadans, el 7,58%. Y los comunistas independentistas de CUP, el 3,48%. Por tanto, basándonos en los votantes, el 72,19% es favorable a que Cataluña disponga del derecho de autodeterminación. Un 20,58% -los votantes del PP y Ciutadans- es contrario. Sobre estos datos analicemos ahora la fuerza de estas formaciones respecto a si quieren la independencia o no la quieren. Los primeros serían un 40,18% de los votantes de las pasadas elecciones. Incluyo, por supuesto, a ERC y CUP, qie no tienen problemas en declararse claramente independentistas. También a tres cuartas partes del voto de CiU, dejando fuera un cuarto que atribuyo a Unió Democràtica de Catalunya (UDC), el partido de Duran i Lleida, que en su siglo de historia se ha mostrado, al menos hasta ahora, favorable a una confederación, pero dentro de España. Podría haber dudas de si los tres cuartos de votantes de CiU son independentistas, en la medida en que en los pasado comicios, Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) no se atrevió a pedir abiertamente la independencia, pero en beneficio de la duda podemos asignarlos a esta opción. Todos ellos alcanzan el 40,18% del voto emitido. En contra de la independencia habría que incluir al PP y Ciutadans, por supuesto, pero también a UDC y al PSC -partidario éste de una reforma federal- que solo quieren, estos dos últimos, tener el derecho de autodeterminación, pero no independizarse. Aparte del cierto contrasentido que ello conlleva, estas cuatro fuerzas sumadas alcanzan el 42,69%, más de dos puntos por encima de los independentistas. Dejo fuera de esos cómputos a ICV, partidaria del derecho de autodeterminación, pero que no se ha pronunciado claramente por la independencia, planteando una solución a medio camino -si eso es posible- entre federal y confederal.

La participación electoral fue del 69,56%, una cifra elevada tratándose de unas elecciones autonómicas, pero inferior por ejemplo a varias elecciones generales, entre ellas las de 1982 que tuvo una participación en Cataluña del 80,83%. Esto es debido a que hay electores que consideran solo importantes las elecciones generales y no las autonómicas por lo que en estas últimas no acuden a votar.

Sea un error o no esta postura, deberíamos trasladar los datos de las últimas elecciones sobre el total del censo electoral y no sobre votantes. A fin de cuentas, si hablamos de independencia, es lógico pensar que casi todo el mundo se sentirá implicado y decida votar. Así, sobre el censo, CiU obtuvo en las pasadas elecciones un 21,15%. Un pobre resultado para Artur Mas quien pidió una mayoría extraordinaria para convertir a Cataluña en un estado. Sólo una quinta parte de los catalanes con derecho a voto le siguió. El PSC logró el 9,95%. ERC, el 9,43%. El PP, el 8,96%. ICV, el 6,82%. Ciutadans, el 5,22%. Y CUP el 2,4%.

Siguiendo la misma metodología de antes, los partidarios del derecho de autodeterminación no alcanzan el 50% del censo de votantes catalanes. Se quedan en el 49,76%. Es, sin duda, un cifra muy respetable, pero no son la mayoría de los catalanes. Los contrarios a este derecho solo suponen el 14,18%.

Respecto a la independencia, incuyendo a CDC, ERC y CUP, solo la apoyan el 27,95%. Los no independentistas -PP, Ciutadans, PSC y UDC- son más: el 29,46%. Dejo fuera, al igual que antes, a los votantes de ICV.

Con estos magros resultados: menos de un tercio de ciudadanos mayores de edad catalanes favorables a la independencia, Artur Mas debería replantearse su proyecto independentista. 

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