jueves, 20 de febrero de 2014

Decadencia del Estado-nación

La indignación causada por las palabras de Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, al considerar a su empresa más británica o estadounidense que española, no es más que un nuevo síntoma de la decadencia del Estado-nación.  Las grandes empresas escapan cada vez más del control de los Estados-nación e imponen sus reglas a éstos, con lo que deberíamos preguntarnos cómo podemos hacer para que nuestras sociedades conserven la democracia. Sin duda, que éste es uno de los mayores retos al que tendremos que hacer frente en el devenir del siglo XXI. Y la única solución posible pasa por la superación del Estado-nación, mediante la construcción de grandes organizaciones supranacionales que tengan el suficiente poder para meter en cintura a las empresas multinacionales.

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