miércoles, 28 de mayo de 2014

El invierno árabe

Tres años después, ¿qué queda de la revoluciön egipcia, de aquel fulgor que se bautizó como la primavera árabe? Nada. Los militares se aprestan a volver de iure al poder tras las elecciones que darán el triunfo al general Al Sisi. Se cierra asì un ciclo que se inició con el levantamiento contra el general Mubarak, último representante hasta entonces de la casta nacionalista militar, prosiguió con unas elecciones democràticas que dieron el poder a los islamistas Hermanos Musulmanes y finalizó con un golpe de Estado, que ahora legaliza la posición nuevamente dominante del estamento militar, un verdadero Estado dentro del Estado egipcio. En todo éste proceso, las fuerzas laícas y democráticas han sido incapaces de hacerse con el poder y dirigir la apertura de un país que desde la Revoluciön Nacionalista de 1952 protagonizada por el Movimiento de Oficiales Libres, que puso fin a la Monarquía, ha estado en manos de los militares. Primero con Nasser, el héroe de la Segunda Guerra Árabe-Israelí, que reprimió al islamismo. Luego con su sucesor, Sadat, asesinado precisamente por los islamistas, Y posteriormente con Mubarak, el tercero, quien acentuó el giro occidentalista del nacionalismo egipcio. Ahora, llega al poder Al Sisi. Nada ha cambiado en Egipto.

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