La Europa de las naciones

La Comisión Europea que nazca de las elecciones europeas vividas esfará marcada por dos condicionantes: la alta abstención sufrida que ha llevado a que casi seis de cada diez europeos no hayan acudido a las urnas  y la votación en clave nacional experimentada, que llevará a la difícil constitución de una mayoría sólida en el Parlamento europeo, ante el retroceso del bartidismo clásico. En Francia ese bipartidismo ha saltado por los aires con la aparición como alternativa de gobierno del Frente Nacional, un partido xenófobo y ultranacionalista que ha sido apoyado especialmente por las nuevas generaciones. En Reino Unido, otro partido xenófobo y nacionalista, el autoproclamado Partido de la Independencia de Reino Unido ha presentado sus credenciales y ha relegado a los partidos tradicionales: conservadores y laboristas. El UKIP ha obtenido unos resultados espectaculares no solo en Inglaterra, sino también en Gales y Escocia. Habrá que ver como influye el desembarco del UKIP en el debate independentista de esta última region. También en Bélgica y en España hemos asistido a un aumento del voto nacionalista, que influirá igualmente en el debate identitario de Flandes, Cataluña y el País Vasco. Hasta Alemania ha visto como crecían otras alternativas a democristianos y socialdemócratas. En Italia, pese al triunfo claro y rotundo de la izquierda, se mantienen los antisistema de Beppe Grillo. Se trata de una nueva Europa con menos bipartidismo, exacto reflejo de sus divisiones nacionales.