martes, 16 de febrero de 2016

El desencanto

Pedro Sánchez constató ayer el muro ante el que se golpea su estrategia. Un obstáculo que lleva ahí desde hace mucho tiempo, aunque el líder de los socialistas alegue no haberlo visto. El impracticable camino entre Escila y Caribdis se estrecha aún más para el secretario general del PSOE, que habrá terminado por propiciar un desencanto entre los votantes de su formación.

Pero, dicho desencanto no debería ser exclusivo de las filas socialistas. Viendo ayer a Pablo Iglesias escenificar su ascenso al poder, muchos de aquellos idealistas que se lanzaron a las calles en el 15-M han de preguntarse si sus sueños se plasman en la propuesta planteada. Si lucharon por una utopía integradora o por separatismos disgregadores, si aspiraron a una ampliación de las libertades o por un férreo control social de resonancias revolucionarias. En definitiva, deben plantearse si el aprendiz de Lenin que vieron ayer refleja sus anhelos.

El 15-M se desliza hacia un nuevo desencanto. Una vez más, la izquierda sufre por sus frustraciones. De ello, debería aprender.

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