martes, 23 de febrero de 2016

Perversiones del referéndum

La libra se desplomó y las agencias de calificación crediticia advirtieron de las consecuencias negativas para el Reino Unido ante una eventual salida de la Unión europea. Estos avisos y en general los llamamientos a la racionalidad de los electores que en referéndum decidirán sobre la permanencia de Gran Bretaña en las instituciones europeas se incrementará de aquí a la jornada de votación, pero habrá muchos ciudadanos que ese día voten dejándose llevar por el sentimentalismo.

Esa es, sin duda, una de las perversiones de las que adolecen los referendos. Pero hay otra más disturbadora. Aquella que basada en la razón pretende conseguir una mayor posición de fuerza. Lo vimos en el plebiscito de Escocia y en la consulta de Cataluña. Ahora, el alcalde de Londres, el popular Boris Johnson ha recurrido a ella, asegurando que la única manera de lograr más concesiones de Bruselas pasa por votar no, a la permanencia en Europa. Y así abrir una nueva negociación que otorgue más privilegios al Reino Unido.

Esas perversiones nos alejaran de saber realmente si los británicos están dispuestos o no a seguir en Europa, que no olvidemos era el objetivo del referéndum.

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