viernes, 29 de abril de 2016

Izquierda y globalización

La izquierda tiene que aceptar la globalización que vive el mundo. O para ser más exactos, no le cabe más remedio que asumirla, porque si no desaparecerá. Por ello, debe reasumir el discurso del viejo liberalismo progresista decimonónico y evitar tentaciones populistas como la que protagonizó entonces el movimiento ludista, aquel cuyos militantes destrozaban las máquinas porque quitaban puestos de trabajos a los humanos.

Como, entonces, la industrialización, que acabó con la arcaica y regresiva sociedad rural, la globalización permitirá ahora el acceso de más seres humanos al bienestar social. Otra cosa, es que los más desfavorecidos de las sociedad del primer mundo vean amenazadas sus exiguas cotas de comodidad ante el nuevo reparto que exigirán los parias del tercer mundo. Pero, los miles de migrantes que llaman a nuestras puertas evidencian la imposibilidad de negar la globalización.

Meter la cabeza debajo del suelo, hoy en día, o romper máquinas, como ayer, es propio de una izquierda regresiva.

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