Delegaciones de Eh Bildu y Podemos se reunieron ayer por primera vez de una manera pública y oficial. Fue en Bilbao. Al término de la misma, ambas formaciones dejaron entrever que se abre un camino de colaboración con el objetivo de trenzar una alternativa que desaloje al PNV de las instituciones que gobierna.
Los dos partidos parecen priorizar así la estrategia sobre la ideología, ya que lo relevante en ese caminar juntos pasa por alcanzar el gobierno en el País Vasco. Revelan así, sin disimulos, la trascendencia que otorgan a ocupar espacios de poder, algo que la formación de Pablo Iglesias, a nivel nacional, no ha ocultado nunca. Y lo hacen con la aspiración de lograr la revolución social.
En cambio, la de Arnaldo Otegi se mostraba no hace muchos años desdeñosa con las instituciones españolas, incluidas las vascongadas, como despectivamente decía. Pareja a la derota de ETA, fue el cambio de rumbo de Batasuna, tendente a aceptar el marco institucional; eso sí, con la pretensión de romper unilateralmente con España.
La clave en el acercamiento de ambos partidos pasa por saber quien logrará llevar el agua a su molino. Será la formación de inspiración socialista o en cambio la nacionalista. En cualquier caso, esa mezcla es terriblemente peligrosa.
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