jueves, 17 de mayo de 2012

Cascos o cómo perder el poder en un año

Francisco Álvarez Cascos ha perdido en un solo año el Gobierno de Asturias. Para conseguir tal resultado ha tenido que desplegar toda la intolerancia de la que es capaz. Primero se enemistó con todo su partido, el PP, hasta tal punto de encabezar una nueva formación, que a falta de diferencias ideológicas, escoró hacia una vaga forma de regionalismo asturiano. Compareció a las elecciones de hace un año bajo el nombre de Foro Asturias, consiguiendo ser la opción minoritaria con más escaños. Formó Gobierno, pero su falta de cintura negociadora le impidió llegar a acuerdos para sacar adelante los presupuestos. Convocó elecciones y esta vez las perdió. El PSOE no solo fue la opción más votada de nuevo, sino que esta vez además tuvo más escaños. Tras cinco meses de gobierno interino y una parálisis preucupante en el Principado de Asturias, el próximo miércoles el socialista Javier Fernández encabezará un nuevo ejecutivo con el apoyo de IU y finalmente de UPyD. En resumen, Cascos ha conseguido el solo perder el poder en un año. En democracia hay que saber negociar y nunca imponer sin más los planteamientos propios, máxime si la mayoría no es clara, como era el caso. Y sobre todo no dejarse llevar por las venganzas personales, dándoles una preminencia sobre la ideología, porque a fin de cuentas nada le diferencia del PP, salvo los personalismos. Así ha terminado la aventura autonómica del que fue llamado el General Secretario del PP, en vez de su secretario general. En política, no hay que imponer. Eso lo hacen los militares.

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