lunes, 14 de mayo de 2012

La izquierda exquisita

Grecia puede verse obligada a abandonar el euro y mientras la izquierda radical es incapaz de bajar a la realidad y tirar del carro. Los intentos de Venizelos, lider del socialdemócrata PASOK, de formar gobierno e implicar a dos de las formaciones de la izquierda radical parece que no fructifican por la incapacidad de estas últimas de asumir que en política hay que dejarse pelos en la gatera. Venizelos fue quien consiguió el segundo rescate, de 130.000 millones de euros dando aire a su país. Ahora ha propuesto a la derecha, representada por Nueva Democracia, y a dos formaciones progresistas  (Izquierda Democrática y Syriza) formar un gobierno de concentración que  garantice a Europa, es decir, a Alemania, que Grecia se mantendrá dentro de la dura dieta impuesta. Estas medidas purgativas son sin duda de una dureza inaudita. Pero si Grecia abandona el euro las consecuencias serán previsiblemente peores para los helenos y también para otros muchos europeos, entre ellos los españoles. Ante esta realidad, Izquierda Democrática condiciona su presencia en el Gobierno a que también esté Syriza. Y esta última, vencedora moral de las últimas elecciones, exige una reevaluación de toda la estrategia europea hacia Grecia. Es decir, exige que Berlín levante el pie. El problema es que Syrisa no quiere defender su propuesta desde dentro del Gobierno, como hará Hollande con Francia, sino forzar una nuevas elecciones que probablemente le den más votos y presencia parlamentaria. En el fondo, Syriza, que se identifica con nuestra Izquierda Unida, adolece de peterpanismo. Es incapaz de aceptar que en democracia los sueños se olvidan y hay que hacer política realista. También, nuestra izquierda exquisita padece de lo mismo. Y si no vean Andalucía, donde Diego Valderas ha necesitado superar un referéndum entre la militancia  para poder entrar en un Gobierno con el PSOE, desde donde poder hacer política.

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