lunes, 7 de mayo de 2012

Una de cal y otra de arena

La victoria de Hollande en Francia permitirá que otro planteamiento de Europa se abra paso. Una Europa más homogenea entre el norte y el sur con respecto al mantenimiento del Estado de bienestar, que había sido la seña de identidad de nuestro continente respecto a otras zonas del planeta. En esa medida, el triunfo socialista en Francia es una buena noticia para España. A las duras medidas de estabilidad que se han impuesto y se impondrán en los próximos años, se unirá ahora una corrección que facilitará el crecimiento.  Y la mala noticia es Grecia. El bloque que garantizaba las medidas acordadas con la Comisión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo se ha quedado a dos escaños de la mayoría necesaria para poder formar Gobierno. Nueva Democracia y PASOK han sufrido un tremendo desgaste por implementar las draconianas medidas de austeridad impuestas por Merkel. Esta situación de inestabilidad parlamentaria generará fuertes turbulencias en la crisis financiera que vivimos y afectará negativamente a los países más débiles, como España. Pero también es una muestra más de lo que se consigue con políticas tan duras. Por ejemplo, que haya un partido neonazi que obtenga casi el 7 por ciento de los votos. Un partido que añora la época de la dictadura de los coroneles y que exige la revocación total del acuerdo con Europa y la condonaciön de la deuda griega. Ante esta desalentadora situación, si hay alguna solución, lo que parece dudoso, ésta pasa por intentar atraer al bloque gubernamental a la coalición de izquierdas Syriza, que puede conformarse con añadir a lo acuerdos una cláusula procrecimiento. Se trataría así de que Grecia se sumase al mismo planteamiento que Francia, pero hecho por un socio comunitario mucho más débil e intervenido. Evidentemente, Grecia no es Francia, pero el futuro de Europa no puede pasar por consagrar una primera y una segunda división en la Unión.

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