lunes, 21 de mayo de 2012

Retirada de Afganistán

La Cumbre de la OTAN que hoy finaliza en Chicago se ha centrado en el diseño de la salida de las tropas occidentales en Afganistán.  Nadie discute ya la conveniencia de esta retirada, tan solo el ritmo. Estados Unidos pretende que esa salida no sea desordenada y que concluya a finales de 2014, dando así más tiempo al presidente afgano a intentar llegar a un acuerdo con los talibanes, que controlan varias provincias del país. Tras diez años de guerra, los esfuerzos de Occidente han servido para muy poco, por no decir que para nada. Recordemos que esta guerra fue  iniciada por la administración Bush como castigo a los atentados contra las torres gemelas. Tras un fulgurante éxito que desalojóa los talibanes del poder y que permitió a los neoconservadores norteamericanos fabular con que la democracia se impondría en Afganistán, la realidad es otra muy diferente. Hamid Karzai tendrá que negociar desde una posición débil con los talibanes el retorno de estos al poder. Mientras, los avances en otros aspectos, como los derechos de la mujer, han sido mínimos. El burka no solo sigue existiendo, sino que parece generalizarse. Tampoco hay avances en otra cuestión: las superficies dedicadas a las plantaciones de opio continúan incrementándose y la heroína afgana inunda los mercados ilegales de Occidente. 2.900 soldados de los diferentes ejércitos ocidentales han fallecido en esta década, 34 de ellos españoles , cifra que aumenta a 98 si incluimos, como debemos, los fallecidos en el accidente aéreo del Yak 42 en Trebisonda. El nuevo presidente francés quiere adelantar la salida de Afganistán y no hay muchos argumentos en contra de esa opinión. Karzai no conseguirá gran cosa con los talibanes en los dos años que quedan hasta 2014. En cambio, la cifra de muertos de nuestras tropas se verá desgraciadamente incrementada. Y el final será el mismo. Diez o doce años después: Afganistán volverá al mismo punto en el que se encontraba. Y un Occidente, más escaldado, debería aprender de sus errores bélicos.

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