lunes, 23 de febrero de 2015

Discrepancias en Syriza

La primera batalla perdida por Alexis Tsipras en Bruselas se ha traducido en disidencias en el seno de Syriza. El eurodiputado y figura reconocida de la izquierda griega, Manolis Glezos, ha alzado ya su voz contra Tsipras por sus concesiones a la Unión Europea. También el responsable del superministerio de Producción, Medio Ambiente y Energía, Panayotis Lafazanis, ha criticado a su jefe de filas por permitir que se castigue la voluntad popular expresada en las últimas elecciones, que llevaron a Syriza a alcanzar el poder.

El debate se sitúa por tanto entre aquellos que supeditan cualquier decisión a lo proclamado democráticamente por el pueblo griego y aquellos que propugnan que además de la soberanía nacional griega existen otras partes en el conflicto que defienden sus intereses.

En el marco de la Unión Europea debe ser prioritario buscar una solución negociada, alejada de las imposiciones maximalistas de cualquiera de los dos planteamientos. Y sobre todo pensar en los miles de griegos que desgraciadamente sufren trágicamente los errores cometidos por muchos. Los pasados, pero también los presentes. Y aquí conviene mencionar a todos los fundamentalistas que confunden el deseo con la realidad, por mucho que el deseo haya sido legitimado por las urnas.

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