miércoles, 4 de febrero de 2015

Fuego

Pedro Sánchez ha manifestado su intención de lograr más acuerdos de Estado con el gobierno de Mariano Rajoy. Tras el respaldo del expresidente Felipe González, el secretario general socialista parece haberse liberado de condicionantes y prejuicios para impulsar las políticas que invistan a su formación a ojos de los electores de un marchamo de buena gobernanza.

Para ello, Sánchez ha tenido que aceptar la cadena perpetua revisable para los terroristas, lo que le ha valido un aluvión de críticas. A aquellos que, con cierta exquisitez, han puesto el grito en el cielo, deberían reflexionar sobre la terrible imagen que vimos ayer: un ser humano enjaulado con todas sus ropas impregnadas de combustible, mientras un reguero de llamas se le acercaba inexorablemente. Lo que no vimos, es imaginable. Y trágico, horrible, despiadado, salvaje, etc... Podemos intentar definirlo con más precisión, pero no se si encontraremos el adjetivo necesario, para asumir que los responsables de una acción así, son seres humanos que sólo se diferencian del resto en que buscan infundir el terror en los demás para mayor gloria de sus convicciones. Piensen si no estarían mejor encarcelados.

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