Las próximas elecciones municipales y autonómicas van a rediseñar un nuevo mapa político en el que la alternancia de los dos grandes partidos, en solitario o apoyados en formaciones regionalistas que suelen ser expresión del poder de las elites locales, se verá ahora condicionada por el asalto de las dos fuerzas emergentes: Podemos y Ciudadanos.
Estas nuevos partidos se convertirán ahora en decisivos a la hora de formar gobiernos, anticipando lo que pasará en las elecciones generales de finales de año, donde igualmente perderán el peso extraordinario que los partidos nacionalistas han tenido desde la recuperación de la democracia.
Se trata de un nuevo escenario donde será imprescindible profundizar en la cultura de la negociación, algo consustancial a la democracia, pero que no ha sido muy habitual aquí. Sin duda que ese cambio habrá que agradecérselo a la irrupción de las dos nuevas formaciones políticas, que además de aire fresco, traerán más diálogo y menos partidismo. Bienvenidos.
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