martes, 6 de marzo de 2018

La madeja catalana

La decisión del presidente del Parlamento catalán de fijar el pleno de la investidura de Jordi Sànchez para el próximo lunes puede suponer que la madeja empiece  a desenrrollarse, o que tal previsión no sea más que una nueva vicisitud de la guerra de propaganda a la que nos tiene tan acostumbrado el proceso soberanista.  Si se tratara de lo primero, al menos, ese día se podría poner en marcha el reloj para la convocatoria de nuevas elecciones. Escenario que no parece tan descabellado, después de constatarse las diferencias en el seno del independentismo.  Pero, precisamente por eso, en un nuevo intento de ocultar tal evidencia, podemos estar ante una nueva estratagema, que confirme el segundo de los escenarios apuntado.

Y eso es debido a que el preso Sànchez, el candidato de Junts per Catalunya al que se le acumulan indicios delictivos, no disfruta del respaldo unánime independentista. El que fuera líder de la Asamblea Nacional de Cataluña, el instrumento de agitación callejera del PDCAT, no recibirá el apoyo de la CUP. Al menos, así lo decidió el consejo político de la formación anticapitalista, aunque de aquí al lunes, la CUP recibirá todo tipo de presiones en nombre de la patria catalana. ERC tampoco se muestra entusiasta con el ungido por Puigdemont. De hecho, intenta aún maniobrar para que el candidato sea finalmente uno de los suyos: el también preso Oriol Junqueras. Sin embargo, están más cerca del trágala que de otra cosa, también en aras del patriotismo.

Así las cosas, contando con ERC y salvo que la CUP reconsidere su voto, el independentismo se queda en 64 escaños, uno por debajo del bloque no independentista. Tan solo alcanzaría 66, uno por encima, si los fugados Puigdemont y Comín renuncian a su condición y sueldo de diputados, lo que sin duda sí se trataría de patriotismo.  En el mejor de los casos, sin la CUP, no lograría los 68 necesarios de la mayoría absoluta.

¿Entonces por qué Torrent convoca el pleno? ¿Cree que torcerá la voluntad de la CUP? ¿O simplemente sabe que el pleno no se celebrará?

Tanto la presencia de Sànchez como la posibilidad de que los fugados voten telemáticamente dependen de la Justicia, en concreto del magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llanera, quien ha dejado muy claro a lo largo de la instrucción penal que no acepta ni una ni otra. Por tanto, ¿el independentismo no estará jugando a una escenificación del argumento de un parlamento al que la opresión de España impide desempeñar sus funciones? Y mientras tanto, ganar tiempo, evitar nuevas elecciones, y mantener su pulso al Estado, haciendo sus dirigentes lo mejor que sabe hacer desde que se inició el proceso soberanista: la propaganda. 


Lo de menos, en cualquier caso, son los catalanes, que llevan todos estos años sumidos en el desgobierno.

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