viernes, 16 de marzo de 2018

Retroalimentación

Suenan consignas de la Guerra Fría, mientras el Reino Unido postbrexit ha logrado el apoyo de Francia y Alemania, y el respaldo de un errático Estados Unidos, en su respuesta a una Rusia que aspira a volver a la influencia y al poder territorial del que disfrutó en 1946, al término de la demoledora Segunda Guerra Mundial en la que murieron sacrificadas sesenta millones de personas ante el altar de los nacionalismos.

¿El regreso de esos catastróficos recuerdos no disuadirá a muchos de aquellos que se afanan en levantar más fronteras, en estigmatizar a los otros y en negar la globalización existente?


Me temo que no. Para ello se necesitaría mucha más racionalidad en el denominado Homo sapiens. Incluso, las tensiones nacionalistas crecientes retroalimentarán aún más la lógica supremacista, que hace que cualquier construcción identitaria arbitraria, como la de pueblo, se  crea superior a la vecina.

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