miércoles, 7 de marzo de 2018

Primates

En Ceilán, el ser humano se ha comportado una vez más como lleva haciéndolo desde que surgió como especie en algún oscuro lugar de África: diferenciando entre unos, nosotros, y otros, ellos, y matando.

Se trata de uno de los comportamientos que más nos acercan a nuestro origen como primates, aquel que ante la escasez de los recursos, nos lleva a discriminar entre los seres humanos, buscando a unos, que identificamos y culpamos como enemigos, momentos antes de emplear la violencia contra ellos.

Ahora ha sido en la isla denominada oficialmente como Sri Lanka. Allí, enfrentamientos entre la mayoría budista y la minoría musulmana ha ocasionado muertes y destrucción. No son los únicos, también ocurren enfrentamientos con la otra minoría existente, la hindú, sobre la que además de las diferencias religiosas, se añade la étnica: tamil frente a la cingalesa de los budistas.

Pero, no nos perdamos.Tales divergencias son meras máscaras que adopta el ser humano para repartirse los recursos. Es igual que hablemos de razas o de religiones. Se trata de establecer un colectivo, normalmente el pueblo, sujeto idolatrado donde los haya, y frente a él, otro, el enemigo, aunque solo les separe un mero río o el mínimo accidente geográfico. Es el primer paso para negarle sus bienes y destruirle. Incluso, se puede hacer democráticamente, una vez investido de soberanía el pueblo.


No ocurre solo en la lejana Ceilán. Lo vemos en cualquier lugar del mundo. Aquí, también.

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