lunes, 16 de julio de 2018

El enemigo

No, no es el célebre comentario de Gila. Es mucho más serio que eso. Es lo manifestado por el presidente de los Estados Unidos de América, a quien deberíamos dejar de ver como un bufón y tomárnoslo muy en serio, porque lidera, cada vez más férreamente, un nacionalismo norteamericano con un enorme potencial negativo para los europeos.

Es cierto, que en la entrevista a la cadena CBS, Trump habla de nosotros, los europeos, como enemigos comerciales, sin atisbarse ningún planteamiento bélico, pero de todos es conocido el axioma que hace del comercio el mejor aliado de la paz y su ausencia como inicio de escaladas que a veces terminan de la peor manera: en la contienda bélica. 

Tras la Segunda Guerra Mundial, aquella trágica orgía de nacionalismos, el mundo se fue abriendo a la supresión de fronteras y aranceles, facilitando el comercio mundial. Se fue constituyendo así un mundo globalizado, que con sus injusticias, facilitaba el intercambio de bienes y servicios a nivel mundial, basados en la oferta y la demanda.

Con eso quiere acabar Trump e imponer los productos estadounidenses, facilitando la producción en su país y beneficiando a sus ciudadanos, en detrimento de los otros, donde además de a los chinos, el presidente norteamericano está empeñado en colocarnos. Como ven puro nacionalismo: unos y otros, los amigos y los enemigos.

Con ese esquema, respaldado por más de 62 millones de ciudadanos norteamericanos que votaron por Trump,  el presidente estadounidense pretende retocar el orden mundial, basado en mejoras para los norteamericanos y pérdidas para el resto del mundo, lo que convierte a tal planteamiento en muy atractivo para las próximas elecciones presidenciales, a celebrar dentro de dos años y medio y en las que Trump puede ver ampliado su respaldo.


Por eso deberíamos tomarnos muy en serio el nacionalismo norteamericano.

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