domingo, 29 de julio de 2018

Un relevante ejemplo

“La protesta del taxi se enquista en Barcelona y se extiende a varios puntos de España”. 

Ese es el titular de La Vanguardia en su formato digital de hoy, la primera de las noticias que ofrece el rotativo barcelonés que acumula 137 años de Historia, desde su fundación en el lejano 1881 como órgano del Partido Liberal, una de las formaciones políticas que más decisivamente construyó el Estado-nación español.

No voy a entrar en el contenido del titular. Tampoco en lo alambicado de su formulación. Mejores titulares se han escrito y por supuesto, La Vanguardia lo ha hecho mucho mejor en infinitas ocasiones.

No. Voy a analizarlo desde el punto de vista identitario. La primera de las dos frases coordinadas hace referencia a la complicada situación de la huelga del taxi en Barcelona, pero en la segunda se indica su propagación a otros sitios. Hasta ahí, no cabe comentario alguno. Sí, en cambio, con la proposición empleada en esa segunda parte. No es lo mismo escribir que “se extiende a varios puntos de España”, que haber titulado con que “se extiende por varios puntos de España” o más directamente y por tanto más periodísticamente con que “se extiende por España”. De haberlo hecho de esa última manera, ya sea en la fórmula más compleja o más sencilla, no cabría añadir nada. Se trataría de un titular que indica que el conflicto se enrarece en Barcelona, pero que se extiende por España. En cambio, al titular con la preposición a, el redactor parece estar apuntando a  una contraposición entre Barcelona y España. Por un lado, se señala que el origen está en la capital catalana, pero ahora se extiende a España, pretendiendo dejar claro que España no incluye a Cataluña.

Podrán decirme que tal sutileza puede ser debida a un mero error u omisión. No. No me lo creo, en un periódico de la talla de La Vanguardia. Sin duda que tal titular ha sido pensado y por más de una persona, tratándose de la primera noticia de su edición digital. Indica claramente una intencionalidad, que a nivel identitario es relevante, por su capacidad adoctrinadora.


Y ejemplifica una vez más la fortaleza del proceso soberanista, que cuenta con la aquiescencia de determinadas elites culturales catalanas, que negando su pasado se han echado en manos del independentismo. Opción lícita, sin duda, pero no ingenua.

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