Obligado el terrorismo etarra a poner fin a su actividad, que no a su
disolución, es el momento de elaborar un relato que nos sirva a nosotros y a las
próximas generaciones de guía de lo que pasó en nuestro país durante más de
ciencuenta años.
El profesor de la Universidad del País Vasco, Jesús
Casquete, lo señala hoy en El País. Para él y para muchos será fundamental quién
contará como víctima y como victimario. Y en ello debe radicar todo el empeño de
los demócratas, en que quede claro como una violencia totalitaria segó la vida
de muchos y las ilusiones de otros.
Por ello, intentos de la izquierda
abertzale y sus compañeros de viaje de igualar a ambas partes o de exaltar a los
muertos de ETA en el bosque de Aritxulegi, deben ser combatidos mediante la
palabra. Nos jugamos el relato, la única manera de lograr una paz
duradera.
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