jueves, 18 de enero de 2018

Maldición en la izquierda

La crisis de la socialdemocracia parece no tener fin. Ya sabíamos desde hace unos años que había afectado al otrora poderoso Partido Socialdemócrata Alemán, pero ahora amenaza con destruirle. Tras llegar a un principio de acuerdo con los democristianos de Merkel, el SPD afronta este fin de semana un congreso extraordinario para decidir si vuelve al gobierno alemán, dando cohesión al ejecutivo de la primera potencia europea.

La relevancia de tal hecho no solo tiene una dimensión interna, sino que es aún más importante en la medida en que los socialdemócratas alemanes habían sido capaces de obligar a Merkel a adoptar una posición más europea y desarrollar fiscalmente la unidad de la zona euro. Tal expectativa es muy positiva para los estados sureños, entre ellos España, porque tal hecho nos otorgaría una cohesión monetaria que solo puede traducirse en un mayor desarrollo económico.

De tal manera que el SPD aceptaba volver a la gran coalición por motivos internos, pero también en beneficio de la UE, especialmente de los países más débiles, como es el nuestro. La izquierda alemana se mostraba así coherente con su espíritu internacionalista, propio del pensamiento socialista desde su origen.


Pero tal esperanza se ha visto ensombrecida por la voz discrepante de Kevin Kühnert, líder de las juventudes del partido, que ha levantado el hacha contra tal acuerdo al sostener que la vuelta al gobierno supondrá el definitivo derrumbamiento del SDP. Un joven dirigente que al igual que otros muchos de izquierdas de hoy en día confunde el pensamiento progresista. Es, una vez más, una muestra de la maldición que sufre la izquierda.  

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