miércoles, 12 de septiembre de 2012

Difícil solución



La fortaleza independentista catalana se hizo ayer patente en la manifestación de la Diada. Cientos de miles de personas, seiscientos mil según algunas estimaciones, se manifestaron bajo el lema "Cataluña, un nuevo Estado de Europa". La población actual de Cataluña es de siete millones y medio de personas, por lo que la multitudinaria manifestación de ayer representa una parte importante de esa comunidad autónoma.

Esta es la contastación de una realidad. La otra es que poco se puede hacer. La propuesta negociadora de Artur Mas de un pacto fiscal que reduzca sustancialmente lo aportado por Cataluña a España y la equipare al País Vasco y Navarra sería demasiada onerosa para el resto de España, más incluso que la propia independencia.

Cataluña se queja de que aporta más que recibe. Y es así, en la medida en que es una comunidad más rica que otras. Cataluña es la tercera comunidad donde más se recauda y solo la octava en recibir. Para comparar, Madrid es la que más recauda y la décima en percibir. Y en el extremo opuesto tenemos a Extremadura que es la decimocuarta en dar y la tercera en recibir. El sistema, que puede corregirse y mejorarse, evidencia un principio intocable: a más riqueza, más aportas y menos percibes.

Poco margen hay de actuación, salvo convencer a Cataluña. En este sentido, merecen ser repetidas las palabras del portavoz de la Comisión Europea, Olivier Bailly, de que la independencia supondría el abandono inmediato de Cataluña de la Unión Europea.  Otra cosa, es que ese hipotético Estado independiente podría negociar su entrada en la UE, pero para ello necesitaría el visto bueno de todos los socios comunitarios, incluida una España disminuida. Así, el lema de ayer quedaría como un imposible, al menos durante unos años.  "Cataluña, un nuevo Estado de Europa", pero no de la Unión Europea.

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